No te engañes, en este artículo no vamos a mostrarte la clave del éxito, simplemente queremos darte unas pautas realistas sobre cómo gestionar y enfocar tu reforma de la manera más sencilla posible.
1- Pide varios presupuestos, pero sin pasarte
Aunque puede ser contraproducente volverse locos pidiendo muchos presupuestos, sí es recomendable valorar 2 o 3 alternativas antes de tomar una decisión. Además del precio, que obviamente en muchos casos es el factor determinante, conocer la forma de trabajar de cada constructor y la seguridad que este te transmite son casi tan importantes como el propio presupuesto final.
2- No te obsesiones con cada partida del presupuesto
Hay muchas formas de estimar una partida presupuestaria y cada uno tiene la suya. Por ello, no te obsesiones con encontrar el precio más barato de cada trabajo, ya que lo realmente importante en una reforma integral es el presupuesto total y lo que este incluye. Por ello, no compares trabajo a trabajo, céntrate en el contenido y su precio total.
3- Confía en quien te recomiende soluciones inteligentes
En el mundo de la construcción, hay mucha gente que trabaja por inercia y no son capaces de proponer soluciones o alternativas eficientes a la hora de afrontar una situación que nunca antes han visto. Por ello, uno de los aspectos más relevantes al decidirte por un constructor, es fijarte en la capacidad resolutiva y las alternativas que te propone en la primera visita. Es fácil de identificar, simplemente fíjate quién te aporta ideas en la propia visita y quien habla de conceptos genéricos a futuro sin concretar.
4- No te dejes llevar por las apariencias
En muchas ocasiones, lo que mejor nos entra por los ojos creemos que es la mejor opción, pero en el caso de la construcción no existe nada más alejado de la realidad. A la hora de decidirte por una empresa para reformar tu casa, lo que menos te tiene que importar es lo aparente que es su web, su logo o lo bonitas que son las fotos de sus trabajos. Recuerda que estás buscando un buen constructor, no un fotógrafo ni un publicista. Con esto, quiero decir que la decisión tiene que venir impulsada por la calidad en el trabajo y no por la apariencia del mismo.
5- Diseña hoy teniendo en cuenta el mañana
Un error muy común es dejarse llevar por la emoción del momento y plantear una reforma que solo cubre tus necesidades actuales. Antes de que sea demasiado tarde, piensa qué uso podría tener la casa en los próximos años, teniendo en cuenta tu proyección laboral y familiar, para no arrepentirte el día de mañana.
Hijos, traslados laborales o situaciones económicas desfavorables son los principales motivos de cambio en las necesidades. Por ello, debes guardarte un as en la manga trabajando en una distribución que te permita con el mínimo esfuerzo, modificar el número de estancias (separar una habitación en 2, reducir salón, cerrar cocina...) y sus usos.
6- Un contrato con compromisos y penalizaciones no es una garantía de éxito
En los últimos tiempos, existe una obsesión por conseguir un compromiso de fin de obra con penalizaciones y condiciones asociadas por escrito. En la teoría esto es muy bonito, pero en la práctica la situación se solventará con mucho nerviosismo, varios cabreos y amenazas por tu parte, pero poco más.
Hay algo común a la mayoría de personas que han tenido problemas al realizar una reforma en su casa: que quieren que el problema termine cuanto antes. Esperemos que este no sea tu caso, pero tienes que ser consciente de que si la obra no marcha lo bien que esperabas, la empresa intentará escaquearse y justificar cada problema. Recuerda que desde su punto de vista, casi nunca van a asumir la culpa y llevarlo por la vía legal es un proceso muy lento que no merece la pena en la mayoría de los casos.
Por lo tanto, céntrate en contratar a alguien que te transmita seguridad evitando a los que tiene todo demasiado atado (los plazos, el presupuesto, los materiales...). Estos son los peores!
7- Fracciona los pagos
Define un plan de pagos distribuido durante el tiempo que dura la obra. Por lo general, se suele realizar un desembolso inicial fuerte pero nunca mayor al 50% del presupuesto y siempre es recomendable dejar un último pago para cuando la reforma esté terminada. Una propuesta habitual podría ser por ejemplo 50% al inicio, 25% a la mitad y 25% con la finalización de la reforma.
8- Los detalles pequeños, marcan la diferencia
No te cierres a un presupuesto concreto si puedes permitirte algo más. En una reforma, siempre que tengas la capacidad económica debes huir del precio más barato. Todo el mundo quiere pagar lo mínimo, pero es importante fijarse en lo que ganas por invertir un poco más.
Invertir por ejemplo en mejorar el espacio de almacenaje, iluminación indirecta, unas buenas ventanas o en un sistema de aire acondicionado por conductos, son algunos de los casos que suponen un incremento pequeño dentro de un presupuesto de reforma integral y aportan un valor diferencial al resultado final de la reforma.
9- Déjate asesorar siempre, pero manipular nunca
Antes de comenzar con la obra, tienes que tener una idea más o menos clara del aspecto que esperas que tenga tu casa. Vas a verte en una toma de decisión constante durante los meses que dure tu reforma, por eso es importante que tomes decisiones firmes, con un criterio propio y no te dejes llevar más de la cuenta. Está bien escuchar alternativas pero la decisión final siempre tiene que ser tuya.
Una de las claves para que una obra sea exitosa es que sepas trasladar al constructor de la manera más clara posible lo que esperas recibir, evitando las dudas.
10- Es una obra, los imprevistos existen
Por último, pero no por ello menos importante te recomiendo que tengas paciencia. Por experiencia, te puedo garantizar que no existe la obra perfecta y siempre por un motivo u otro, vas a tener contratiempos y te tienes que preparar para ello. Cuando esto ocurra, intenta no frustrarte e involúcrate proactivamente para proponer la mejor solución. Recuerda que el constructor solo es quien realiza la obra, pero quien lo disfruta o lo sufre siempre vas a ser tú.
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